
Es esta la tierra norte que da tabaco,
que ofrece mate.
La tierra noble que sabe darse.
De sangre libre, de carne esclava,
te pisé tierra, manché mis pies,
pinté mi alma de selva espesa,
de piedra entraña.
Tus aguas grandes de grandes saltos
mis ojos ciegos despabilaron.
Yo te amé tierra,
y el cunumí regresó a casa más guaraní.
Que pequeño se siente uno, cuando ve eso.
ResponderEliminarEl poema es justo tributo.
Un abrazo.
Cuanta inmensidad DAV. Bellísimo poema!!
ResponderEliminarUn gran abrazo!!
Y dicen que los viajes astrales son poco probables. Si de golpe pude estar ahí, entre esos versos y ante la inmensidad.
ResponderEliminarMuy bueno, Dav.
Besos!
Amo esa tierra, más allá de todo es la tierra que me brinda los mates de todas las mañanas. Para mí, esa tierra es ultra-sagrada.
ResponderEliminarBien escrito.
Abrazo.
Me encogiste el corazón y me agrandaste el alma... gracias...
ResponderEliminarAbzs, mi amigo hasta allá...
que bonito escrito, las bellezas de nuestra tierra son apabullantes, nos muestran la presencia de Dios en ellas
ResponderEliminarsaludos querido Dav
Muy bueno. Sobre todo porque es la tierra que nos da el mate. ¿qué haríamos sin él?
ResponderEliminarAbrazo