Todos los viernes fallezco, ahogado en mi propia salud. aquella que me quitas, retienes y no me vuelves a dar.
Todos los jueves me mientes, te inclinas y prometes, lo intentas y no lo das. Es más fuerte.
Todos los miércoles llueve, adentro y de mi lado. La muerte no es, pero se le parece.
Callado aquí espero que hables. No hay fuerza ni don, ni precio que pague esta cruel maldición.
No escribas, no mandes ni plagies. No ruegues ni esperes. Enfrenta el ciclón.
Hay amores que matan, sì.
ResponderEliminarBuen texto.
Un abrazo.
querido Dav estas fatal, cambia de amores...
ResponderEliminarabrazo amigo
me quedo con las ganas de saber que ocurre los demás días de la semana. Esperando tus noticias...
ResponderEliminarbreve pero intenso. certero como una flecha apache.