Con la plata que me diste
me he comprado una camisa,
dos palmeras y un reloj,
una sábana de luces,
unas velas y un farol.
He traído mi riqueza
pa' enfrentársela al dolor.
cuatro bocas casi enhiestas
despejaron la pasión.
Si me amaste tú algún día
lejos de sentirlo hoy,
me amarro a la suerte mía
en vez de un decir clamor.
La rutina, todo lo mata.
ResponderEliminarBien escrito.
Un abrazo.