Llueve y cierro mis ojos.
Para sentir sin ver.
La sensación se agiganta
y vuelve la calma.
Llueve y abro mi boca.
Sin hablar, voy a sentir
que el agua sobre mis labios
es un beso que puede durar.
Llueve. Y me abrazo.
Y en medio de esta calle inundada
poco importa que debo volver
a la comodidad de mi vida
y a las perennes reuniones...
Hoy llueve y me quedo
en esta calle desierta,
(y que mi ropa se arruine)
junto a mi alma que reverdece
ante el riego celestial.
Llueve y ese contacto con la naturelaza, nos muestra humanos.
ResponderEliminarSaludos
La misma lluvia.. q embriaga el alma..
ResponderEliminarBss!
Male.
Dav, qué bonito. Ayyyy, la lluvia, cuántas cosas inspira.
ResponderEliminarPor cierto, me has dejado con la mosca tras la oreja con lo de la quiche y el día 18. Ya me estás contando las razones, ehhhhhhhhhhh.
Un besote guapetón.
Cuanta sensibilidad, sólo alguien así puede sentir las gotas que caen y describirlas.
ResponderEliminarMe encantó Dav.
Un gran abrazo!!
"Y a las perennes reuniones..."
ResponderEliminarMuy bueno, David.
Te envío un abrazo de lluvia.
ESTE POEMA MUESTRA LA REBELIÓN DEL ESPÍRITU A LA RUTINA, POR FIN SE ATREVE A VOLVER A SENTIR LA VIDA...
ResponderEliminarHERMOSO QUERIDO DAVID
Garúa, diría el Polaco. Precioso poema, Dav. Lluvia nostálgica, poeta, no te ahogues, que el agua siempre, al final, se corre.
ResponderEliminarBeso grande!